VERSIÓN EN CASTELLANO:
Hace casi diez años que trabajamos como profesores titulares de Lengua castellana y literatura en un programa educativo que nos atrevemos a clasificar como bilingüe, donde nueve profesores de diferentes especialidades utilizamos la lengua de signos española (LSE) como lengua vehicular en el proceso de enseñanza y aprendizaje de todas las asignaturas. Es el Programa ABC de atención al alumnado sordo, en el IES Infante Don Juan Manuel de la ciudad de Murcia.
Es el dominio de una lengua funcional lo que posibilita la adquisición de otras lenguas, y no como mera traslación palabra por palabra de una lengua a otra, sino como adquisición de un verdadero bilingüismo. Porque conocer o pronunciar con más o menos corrección palabras no es suficiente para una comunicación eficaz. El razonamiento verbal está estrechamente vinculado a la competencia gramatical de una lengua, a la competencia gramatical concreta de una lengua vinculada con el significado y, en consecuencia, con la pragmática (la buena interpretación de los mensajes en relación con las intenciones comunicativas y el contexto). Por eso pensamos que la lengua de signos propicia el aprendizaje de la lengua española aportando una serie de estrategias imprescindibles a la hora de llevar a cabo un aprendizaje sistematizado, planificado y formal, también de la lengua oral; estas estrategias distan mucho de la metodología que se utiliza en el aula con los alumnos que tienen adquirida de forma natural, la lengua oral de su territorio y se acerca más a los modelos de enseñanza de segundas lenguas.
Desarrollando esta experiencia metodológica hemos comprobado que son muchos los beneficios que se consiguen cuando el profesor usa la LSE como lengua vehicular académica en clase de Lengua Castellana:
1) Los alumnos consiguen desarrollar plenamente el pensamiento abstracto. Al optar solamente por la lengua oral mayoritaria, nos encontramos con muchos alumnos y alumnas sordas, que, en el mejor de los casos, han desarrollado un escaso pensamiento lógico y muestran un empleo del lenguaje tan limitado como el lenguaje infantil.2) Los alumnos, con el uso vehicular y académico de la LSE, han ampliado su conocimiento del mundo extralingüístico, aspecto que es fundamental para trabajar las distintas tipologías textuales y extraer inferencias del texto que se está leyendo, inferencias que van más allá del propio texto escrito, que descansan en conocimientos que compartimos sobre el mundo que nos rodea.3) Asimismo, los alumnos sordos educados en la LSE vienen a disponer de un instrumento de comunicación para transmitir una información de una lengua a otra (gramatical, semántica, pragmática, discursiva…). Es fundamental disponer de un sistema de comunicación fluido, un instrumento lingüístico adecuado (en nuestro caso la LSE) para abordar el aprendizaje de una segunda o tercera lengua.4) Los alumnos sordos han podido llevar a cabo una aproximación contrastiva entre ambas lenguas, lo que les permite comprender en profundidad cuestiones gramaticales y propiciar reflexiones lingüísticas de calidad.5) Nuestros alumnos, en fin, pueden participar en el aula en igualdad de condiciones que el resto de sus compañeros oyentes y consiguen los mismos objetivos, aun partiendo de una metodología diferente a la utilizada con los alumnos oyentes.
Es un orgullo para nosotros, pero sobre todo para ellos y para sus familias, reseñar que todos los alumnos sordos del Programa ABC que se han presentado a la Prueba de Acceso a la Universidad la han superado con creces. El 100% de aprobados. En el caso que nos ocupa, en la asignatura de Lengua Castellana y Literatura la nota más baja ha sido de un 7´2. Todo ello partiendo de la lengua de signos, como lengua natural del colectivo de personas sordas.
Francisco Martínez y Rubén Nogueira